“Todos en mi calle sabíamos que en la panadería vendían bonos del 26 de julio y si veíamos venir a un policía íbamos a avisar al panadero”. La anécdota es del cantautor cubano Silvio Rodríguez y la escribió en su blog Segunda cita, pocos días antes del aniversario 71 del asalto al Cuartel Moncada, que inspiró el nombre del Movimiento 26 de Julio.

Sin embargo, el artista no trajo este recuerdo para hablar en específico sobre el movimiento revolucionario cubano, sino para dejar en evidencia la manipulación de algunos medios que, denuncia Rodríguez, "se aventuran a insinuar que estoy cambiando de principios".

Últimamente algunos medios reproducen opiniones sobre la realidad cubana que he expresado en mi blog Segunda Cita y se aventuran a insinuar que estoy cambiando de principios. Pura manipulación. Los que han seguido el curso de mi trabajo, los que han leído mi blog –y sobre todo los que me conocen– saben que siempre he cantado y dicho lo que pienso.

El fundador del Movimiento de la Nueva Trova se refirió en específico a “la frase sobre ‘Pequeña serenata diurna’ que recientemente citó la AP en una entrevista”, la cual, especificó, fue sacada de contexto y “omitida la aclaración que a propósito hice. Tengo la grabación que lo demuestra”.

“Los contrarios al proceso político que se ha dado en llamar Revolución Cubana dicen que estoy cambiando, como si fuera posible arrepentirme de mi vida”, escribió Silvio y recalcó que su “común pero inequívoca existencia” refuta tales afirmaciones.

Porque la Revolución no la leí ni me la enseñaron otros. La viví desde niño.

A su anécdota de infancia, Rodríguez agregó que en sus juegos con soldaditos de goma, los buenos eran siempre los rebeldes y los malos los casquitos del gobierno.

Después del triunfo del primero de enero de 1959, recordó, los de su generación inauguraron las Patrullas Juveniles, “fuimos alfabetizadores y cuando Girón inventamos las Milicias Estudiantiles. También fuimos los primeros llamados al servicio militar, en 1964”.

Silvio aclaró que nunca fue militante del Partido Comunista de Cuba porque aún hoy le cuesta “acatar sin discusión lo que se les ocurre a otros”.

Pero cuando estoy de acuerdo ni el miedo a la muerte me ha podido apartar de lo que considero deber. Mis dos recorridos por Angola, en 1976, lo demuestran.

El cantautor rememoró igualmente cómo llegó a integrar la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba y confesó que cuando leyó en la prensa, desde Buenos Aires, que lo estaban proponiendo en las asambleas municipales, pensó que era un error periodístico.

Al llegar a su país, contó, le preguntaron si estaba dispuesto y respondió en primera instancia que “no tenía vocación de político y que por favor me quitaran”.

Se había acabado de deshacer la URSS,