El bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba, aunque entra sin permiso en la cocina, el ómnibus, el campo, la escuela, el escaparate, la farmacia, la fábrica, la termoeléctrica, en todos los lugares y ámbitos de la realidad socioeconómica de la isla, duele más cuando logra interponerse en una situación de salud, al decidir tratamientos, procederes y hasta en la disyuntiva entre salvar y morir.

“De manera general, las afectaciones al sector de la salud en el período comprendido entre marzo de 2023 y febrero de 2024, ascendieron a no menos de 268 millones 515.210 dólares”.

De esta manera concluye el acápite dedicado al sector sanitario en el informe “Necesidad de poner fin al bloque económico, comercial y financiero” presentado por Cuba a Naciones Unidas este año.

Pero, ¿qué hay detrás de esa cuantiosa suma, qué significado guarda cada dígito, cuánto drama humano se acumula en una cantidad de dinero?

El rostro más doloroso del bloqueo

Regla vive en una comunidad rural de la provincia de Matanzas. En espera de que llegue su turno para operarse de cataratas, camina solamente dentro de su casa, que conoce con los ojos cerrados, porque si sale a la calle debe hacerlo acompañada. “Me he convertido en una persona dependiente antes de tener 60 años, por causa de una operación que hasta hace tres años era de las cosas más fáciles que se hacían en Cuba”.

Amarilys tenía 46 años. Hacía solo un año y medio que le había llegado la dicha de ser abuela, pero, trágicamente la mayor alegría vino acompañada de un nódulo en el seno derecho. Intervención quirúrgica, quimio y radioterapia fueron los procederes que se extendieron más de lo planificado, por falta de insumos como set de perfusión y citostáticos, y después se rompió el acelerador lineal. Amarilys no ganó la batalla, no pudo ver crecer a su anhelada nieta. Es muy difícil de probar, pero todos estos contratiempos afectaron el tratamiento óptimo para vencer ese monstruo imparable llamado cáncer.

A Bryan y Leydis, dos adolescentes cubanos, se les encontró un tumor en los huesos de los miembros inferiores. “La vida es injusta”, pensaron los padres cuando leyeron que la vía de tratamiento de mayor consuelo descansaba en Strycker, una empresa estadounidense que fabrica endoprótesis extensibles (prótesis internas que se estiran a medida que la persona crece). Fue como morir dos veces: el diagnóstico de cáncer de un hijo y encontrarse de frente y sin opciones ante un tumor nombrado bloqueo, enquistado en la realidad cubana. No hubo opciones, la entidad norteamericana no puede vender a Cuba las endoprótesis, por tanto, los muchachos tuvieron que entrar varias veces al salón para cambiar el dispositivo fijo.

La salud cubana no ha podido escapar de los efectos multidimensionales del bloqueo

Estas historias reales logran ejemplificar el peso en la vida de los nacidos en la isla del paquete de sanciones impuesto por Estados Unidos a Cuba hace más de 60 años, intensificado con más saña hace un quinquenio.

De acuerdo al informe debatido en el organismo multilateral, la cancelación de contratos, la negativa de navieras a transportar cargas a Cuba, la imposibilidad de utilizar tecnologías con más de un 10 % de componentes estadounidenses y el incremento de los costos de comercialización, han impactado negativamente en el proceso de adquisición de insumos para la sostenibilidad del sistema de salud.

Al mismo tiempo, el ataque intencional a las fuentes de ingreso de la economía cubana ha impedido que el país pueda contar con los fondos necesarios para hacer estas compras en otros mercados, como ocurría con sistematicidad en períodos anteriores.

El daño a un sector que ha demostrado la vocación humanista de la Revolución

La depresión, el estrés, la ansiedad y de forma general la salud mental de pacientes, familiares y hasta el personal médico, se deteriora cotidianamente al ver el efecto desgastante del bloqueo en un sector que ha mostrado en todo su esplendor la vocación humanista de la Revolución Cubana.

El paía caribeño, que ha destinado recursos -con una férrea voluntad- a la formación de miles de médicos, enfermeros y técnicos, ha desplegado una infraestructura sanitaria de alcance comunitario, y ha desarrollado una red de centros de investigación y producción de medicamentos en tiempos de crisis, sufre de manera significativa el deterioro de servicios que ha defendido con un carácter universal y gratuito.

Impacto del bloqueo entre marzo de 2023 y febrero de 2024

Detalla el informe que en los últimos cuatro años la actividad quirúrgica ha decrecido en el país de manera considerable. Aún con la recuperación de la actividad asistencial, después de la pandemia de la Covid-19, durante 2022 y 2023 la cifra de cirugías solo alcanzó el 65 % de los años precedentes, en los cuales se lograron realizar un millón de intervenciones.

Tal situación ha traído como consecuencia una demanda acumulada de servicios, con una lista de espera de 86.141 pacientes al cierre de febrero de 2024. De los casos pendientes, más de 9.000 se encuentran en edades pediátricas, con la consecuente angustia familiar y la presión para el sector de la salud.

La especialidad oftalmológica acumula unos 44.408 pacientes pendientes de operaciones, en su mayoría cirugías de cataratas, lo que implica graves consecuencias en la calidad de vida.

Otros servicios médicos como cirugía general, urología y ortopedia, tienen más de 5.000 pacientes en espera de operación. Ello ha provocado un deterioro en los indicadores de calidad asistencial, incluida la cantidad de fracturas de cadera que se logran operar en las primeras 24 horas y las cirugías por técnicas mínimamente invasivas.

En una de las áreas más sensibles de la medicina, la neonatología y la atención al recién nacido, existen más de 20 equipos médicos con obsolescencia tecnológica, incluidas incubadoras, cunas térmicas, ventiladores neonatales, entre otros.

También en la cirugía cardiovascular, se han dejado de operar 200 pacientes en el período que abarca el informe, debido al déficit de materiales gastables, oxigenadores, drenajes de varios tipos, clips de mamarias para la revascularización miocárdica y otros medicamentos de uso básico, como catéteres, diuréticos, anticoagulantes e hipotensores.

El objetivo del bloqueo no ha variado desde que el mandatario J.F. Kennedy firmó la orden presidencial que lo puso en vigencia el 7 de febrero de 1962, matar por hambre y miseria al pueblo cubano, para que culpe al gobierno de incapacidad, esa era la única vía para derrocar a la Revolución Cubana, porque las investigaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) determinaron que la mayoría de los cubanos apoyaban a Fidel Castro.

El vicesecretario de Estado asistente para los asuntos interamericanos, Lester D. Mallory, escribió en 1960 un memorándum secreto, donde definió la filosofía del bloqueo: "La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.

La apuesta, aunque no ha variado, se ha intensificado tras la llegada a la presidencia del país caribeño de una nueva generación de dirigentes.

Exigir que caiga ese red de obstáculos que impiden a Cuba abrirse paso como un país soberano no puede ser nunca un acto rutinario. Basta con recordar que Regla, la matancera, podría resolver en 30 minutos su cataratas, que Amarilys podría ser una de las tantas cubanas que han sobrevivido con un seno menos rodeadas de nietos, y que Bryan y Leydis les hubiese bastado con una sola visita al salón.

Cada año ante la ONU hay que alzar la voz en contra del crimen genocida, de esa enfermedad añadida que padecemos los cubanos por receta norteamericana, por esas bombas cotidianas que caen y deja huellas en todos y en todas partes de esta Isla, pero que en la Salud, sin dudas, duele más.