De seguro lo ha escuchado, porque desde hace años no dejan de repetirlo: “si no estás en las redes sociales, hoy no existes”. Eso, de facto, es incierto, pero como dijese Alejo Carpentier sobre los zombis de Haití, el hecho sociológico concreto es que la creencia está y que, también en este caso, millones de personas moderan su vida en torno a ello.

Entonces, usted, como la mayoría de los seres humanos con un sistema nervioso más o menos estándar, quiere “existir” y el concepto de existencia, como todos los conceptos, es una construcción social, por lo que, claro está, se va preocupando su poco por no “desaparecer”, socialmente hablando.

Y la va teniendo difícil, porque sus publicaciones no se viralizan, no tienen todos los corazones y comentarios poliafectivos mínimos para una buena salud digital…

Cómo nadie se salva —nos parece importante que usted sepa que no está solo en esto— y nosotros también hemos sufrido la contradicción shakesperiana de “ser o no ser”, en su versión posmoderna, le regalamos por acá unos diez consejos problemáticos en sí y entre sí, para no morir en redes.

1- Va a tener que mentir

No lo tome tan a la tremenda; es más, si le parece mejor, lo matizamos diciendo, en lugar de “mentir”, que usted tendrá que ocultar cosas.

Excepto para los casos de los consejos 5, 6 y 7 (espere y leerá), quizás debería esconder algún síntoma de obesidad —si es mínimo pues lo esconde más todavía—, probablemente disimular que su cabello no es tan caucásico y ocultar con “polvos mágicos” o IA —mágica también— las manchas esas en el rostro y el cuello.

Si es narizón, hay maneras de mirar la cámara para que no se note mucho. Si es orejón, también existen formas. Si es orejón y narizón al mismo tiempo, pues ya estamos ante un caso más difícil, pero que sin dudas habrá manera de solucionar. No desesperarse (este es el consejo 1.1)

Si tiene voz chillona, respire profundo, piense unos instantes, e imposte. Si tiene prominente la nuez de Adam, que no aparezca el cuello por todo eso o ponga la quijada para abajo, como si se estuviera ahogando.

En fin, muestre “la parte” y muérase diciendo que se trata del “todo”, sobre todo cuando aparezca el personaje del consejo 2, que también puede ser usted. ¡Usted puede ser lo que quiera…!

Magia...

2- Búrlese de los mentirosos

Ya en este punto, usted, bien maquillado, haciendo acrobacias con la cara y la cámara para que no sobresalga la nariz, ni las pecas, ni las orejas, ni la nuez de Adán, ni el pelo Cáucaso-divergente, ni la voz de claxon, pues empieza a desenmascarar al resto.

Para mayor seguridad —porque la imagen propia se cuida— evite salir en cámara, que ya Martí lo dijo: “Hay que saber desaparecer”. De todas formas, aquí lo importante no es usted, sino su papel social en desmentir a los farsantes de redes.

Tiene que fijarse bien en cualquier cosa: en lo que está en el fondo de la foto/ video de su oponente, en la mueca que se le va cuando habla y lo hace parecer una caricatura, en las irregularidades de su voz, en todas las publicaciones que tiene desde 2015... para poder sacar un titular así de grande: “Diez años de mentiras estéticas en la vida de… (incluir personaje del consejo 1)”.

Después de identificar las debilidades de la “competencia”, lo que tiene que hacer es ponerlas más inmensas de lo que son, según convenga, y salir a gritarlo.

Al acecho...

3- Sea un buen Fan

Usted, definitivamente, tiene que admirar lo "bueno" y que todo el mundo se entere de su buen gusto. Aquí es imprescindible que salga en la imagen y… mucho cuidado, porque hay alto riesgo de que no todo quede bien, por aquello que ya decíamos (revisar consejo 1).

Pues eso, la imagen aquí habla sola. Un automóvil del año: foto con él. Una moto que hace ruido cómico: foto con ella. Una artista famosa —si es linda mejor—: foto con ella. Un rival de redes a quien aún no tiene cómo vencer: foto con él y dedito cruzado tras la espalda.

Aquí también funciona la modalidad podcast. Coloca cámara fija, su rostro en primerísimo primer plano —evitar formar parte del grupo que necesita el consejo 1— y empezar diciendo: “¿Ustedes vieron…?

¿Ustedes vieron la ropa con la que llegó, la "nave espacial" en que se apareció? ¿Ustedes vieron con quién me encontré? ¿Ustedes vieron lo que le dijo, la cara que puso? (Técnica utilizable para el consejo 2, pero en sentido opuesto).

Un buen fan...

4- Hable sobre perros

Lo mejor es que el animal, ni para bien ni para mal, se va a enterar de que usted lo elogió, sintió lástima, risa o dijo que soñaba con ser como él.

Lo “malo” es que hay mucha gente que habla en nombre de ellos y le va a contestar. Pero bueno… dicen que no hay publicidad mala.

Aquí el éxito está en mezclar el asunto con el consejo 3. Si usted es pública y reincidentemente fan de un perro, tiene la vida digital garantizada.

Para ser super-top en este registro, emule lo que decían los colonizadores españoles sobre los pueblos originarios de América que no se les enfrentaron —y qué más rápido exterminaron después—. Cosas como: Son seres puros, no tienen maldad en el alma, son lo que no hemos sido capaces de ser…

Amar a los animales

5- Si es irreconciliablemente feo, le toca ser gracioso

Ya usted se cansó de sufrir el no funcionamiento social de aquello de que la belleza es subjetiva. Ya usted asumió que no hay filtro que lo “salve”, así que decidió pasar a la ofensiva de la psicología inversa.

Lo primero es el plural de modestia para enunciar: “nosotros, los feos”. Ya incluido, se crea un ambiente propicio y, entonces, ataca…

Una variante es enfocarse y reírse de los defectos de “nosotros, los feos”, y otra puede ser señalar la parte de los logros, que se enuncia así: “nosotros, a pesar de ser feos…”.

Esta gente, contrario a lo que pueda parecer, saben mejor que nadie que el lindo puro no existe y que todo se vale. En términos cubanos, que león no come león.

Para esto hay que ser gracioso y hacer como que se burla de sus propios “defectos”. Lo engañoso resulta que en el ambiente hay muchos infiltrados, que acaban por no ser tan feos nada, y terminan poniendo la varilla muy alta —hasta para ser feo.

Desde hace 200 años, en el mundo de las vindicaciones sociales a este tipo de gente se le llama esquirol y se le ataca. Mucho cuidado, sirven al sistema.

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6- Defienda la dignidad de la gente

No se burle. Entienda y trabaje por que otros entiendan que hay quien sufre porque no encaja en los cánones de belleza y/o comportamiento establecidos.

Sospeche de lo superficial, no le siga la rima. Hágale caso de verdad a José Martí cuando decía aquello de que “Otros propagarán vicios, o los disimularán: a nosotros nos gusta propagar virtudes. Por lo que se oye y se ve entra en el corazón la confianza o la desconfianza”.

Preocúpese porque todo lo que diga tenga como único fin el bien: de los narizones, de los orejones, de los gordos, de los flacos, de los marginalizados, de los perros.

Más magia

7- No tenga miedo de ser usted mismo

Si le gusta una flor, hable de la flor. Si le gusta el olor del jarro de aluminio con café, coméntelo. Si no se quiere peinar, si se siente incómodo con trajes y corbatas, si le gusta jugar al buscaminas, si no soporta al imperialismo…

No se impaciente (consejo 1.1 en versión 7.1), hay más gente intentando “exitir” en lo digital que tampoco tiene fuerzas para andar fingiendo.

Si le dicen cursi, no se atormente, pero igual revísese.

Si le dicen fascista, revísese.

Sea feliz

8- Identifique la espiral del silencio

Puede que, de pronto, usted tenga miedo de decir algo porque piense —y muy probable sea así—, que lo van a linchar.

En ese caso, pregúntese si lo que tiene que decir es importante. De ser positiva la respuesta, indague qué hay detrás, en todo sentido, de quienes lo atacan.

Y siga hablando… con el consejo 6 y 7 incorporados. En su momento, entienda que quien no quiere escuchar no lo va a hacer y que todo el mundo, para determinadas cosas, no tiene por qué estar de acuerdo.

Si el nivel de odio que recibe es demasiado, no se espante y saque del bolsillo, con la humildad que corresponde, el grado de lástima para emergencias que uno siempre lleva para lidiar con gente que no entiende nada.

No se impaciente...

9- Busque comunidades de sentido

En este caso, no para enclaustrarse y pensar que el mundo es eso y nada más, que quien dice otra cosa es un loco, un bruto o un histérico, sino para enriquecer sin toxicidades sus ideas.

No significa vivir en un espacio acrítico, sino identificar compañeros y compañeras, para lo que sea que usted quiera construir (si es algo bueno mejor).

Aproveche y construya redes de ayuda, de estudio, de música, de fanáticos a los gatos y hasta de compra y venta.

10- No se crea el cuento

No se crea el cuento de que el mundo es internet y que sin estar ahí no se existe. Internet no es suyo, a no ser que usted tenga mucho, mucho, mucho, mucho dinero, y en tal caso esta conversación sería mucho más extraña.

Libérese...

Póngase a pensar, y defienda el concepto de red social como algo más grande que lo digital.

Va y por ahí sí se llega al consenso de que, sin redes, de verdad uno muere:

Si usted no conoce a sus vecinos, si no tiene quien le alcance un vaso de agua cuando la fiebre no le permite abrir los ojos, si no está dispuesto a salir por la puerta a levantar “en-redar” un barrio, una escuela o gente potencialmente buena que anda regada por ahí, que sufre y goza y sueña con cosas esencialmente bastante parecidas a las de usted… Si eso no ocurre, ahí quizás podamos concordar con la repetida frase.